Hace 23 años, Milton Wynants escribió su nombre en la historia del deporte nacional y dejó una huella imborrable en los corazones de todos los amantes del ciclismo. Fue en los Juegos Olímpicos de Sidney 2000 donde Wynants logró lo que muchos consideraron un verdadero milagro: ganar la medalla de plata en la competición de ciclismo en pista. Esto, fue toda una hazaña para Uruguay, ya que se cortaba un registro de 36 años sin subir a un podio olípico, el último en lograrlo había sido el boxeador Washington Rodríguez en Tokio 1964.
Wynants compitió en la modalidad de ciclismo en pista, específicamente en la prueba por puntos. La prueba por puntos era una de las varias modalidades de carrera en velódromo en Sídney 2000. Sin embargo, ya no se corre como tal en los Juegos Olímpicos. La distancia a recorrer era de 40 kilómetros con 160 vueltas a la pista.
Los corredores sumaban puntos cada 10 vueltas, cuando se corría un sprint. Por eso, esta prueba implicaba un grado alto de concentración y una estrategia previa en la que se ponderaba si salir fuerte en las primeras vueltas o guardar energías para el final. Los puntos se dividían entre los cuatro primeros de cada sprint: 5 puntos para el primero, 3 para el segundo, 2 para el tercero y 1 para el cuarto. Los puntos del último sprint valían doble.
Un objetivo muy claro
Wynants llegó a Sidney con un objetivo muy claro, quedar entre los 10 mejores de su disciplina. Esto lo obligaba a tomar el mayor descanso posible y poder rendir a pleno. Por lo que, al llegar, Milton decidió no asistir al desfile inaugural de los Juegos, ya que estaba concentrado en el entrenamiento que tendría al día siguiente.
Llegó el día, el 20 de septiembre de 2000, en la competencia que marcaría la historia de Milton Wynants, el ciclista uruguayo tuvo que enfrentar desafíos inesperados debido a la precariedad de su presupuesto de preparación. Su traje de competición era usado y no le quedaba a la medida. Con mangas demasiado largas, un torso rajado y un cuello ajustado, tuvo que improvisar cortando las mangas y cubriendo la rajadura con el número de competición. A pesar de estas adversidades, se lanzó a la carrera con la cremallera del traje abierta.
Borrado: Desde el inicio de la carrera, Wynants tuvo buenas sensaciones y, a falta de 10 vueltas para el final, se dio cuenta de que estaba en cuarto lugar. Decidió entonces acelerar el ritmo para darlo todo en el tramo final. Aunque su objetivo inicial era estar entre los 10 primeros, la posibilidad de llegar al podio lo llenó de determinación.
Cuando cruzó la línea de meta, Wynants creyó que había logrado el tercer puesto y una medalla de bronce. Sin embargo, al bajarse de la bicicleta, el mecánico y la doctora le anunciaron que había obtenido la medalla de plata, quedando detrás del español Joan Llaneras.
El regreso de Wynants a Montevideo y su ciudad natal, Paysandú, fue un auténtico triunfo. La alegría, la emoción y la hazaña de poner a Uruguay en un podio olímpico después de 36 años convirtieron al ciclista en un héroe aclamado de nuestro ciclismo nacional.